Magaly Solier |
No debe quedar al margen ninguno de los
personajes del poblado de Manchay, pues abrieron el camino para que Claudia
Llosa encontrara un rico filón de nuevas sugestiones, creemos que
más allá de la inicial percepción que suelen tener quienes conocen de fuera - a
veces limitadamente- el mundo andino, su filosofía y los códigos de belleza,
junto a los modos de entender el miedo de vivir entre dos fuegos hace cientos
de años. ¿Puede una joven directora de cine ser capaz de asimilar para el
arte todo un mundo cubierto por los prejuicios, la marginación y el desprecio?
La sensibilidad de Claudia Llosa hasta el momento contribuye a encontrar nuevas
posibilidades en la suma de lo judeo cristiano occidental con el universo
andino.
La teta asustada es,
en consecuencia, la versión cinematográfica de un sustrato cultural muy antiguo
en los Andes, que encuentra su agudización en la violencia desatada a fines del
siglo XX y en las inevitables migraciones de grupos humanos para buscar un
lugar donde reiniciar la lucha por su civilización y su cultura, a esta
altura de las tragedias sociales.
El arte, en cualquier caso, no escapa a
sus bases en un mundo real, existente, casi siempre como resultado de
creaciones anteriores, en la trayectoria de la herencia cultural. El mayor o
menor desarrollo de lo imaginario, sobre esa base de realidad, marca las
diferencias entre las innumerables tendencias de la plástica, del cine o de la
literatura, aquí y en los otros continentes.
Un importante hallazgo de la directora,
alrededor del terrorismo y sus secuelas, alrededor de la magnífica simbolización que
alcanza la actuación de la Solier en defensa de la vida y del hecho
de ser mujer , es mostrar la supervivencia de valores
ancestrales, pugnando por integrarse con los que son de factura occidental,
camino en el cual hay laberintos espirituales y físicos. En
este camino, surgen conductas ingenuas de los migrantes, lo que en la elección
de la vestimenta, de los utensilios, de la música y otros elementos, lleva
a lo que estéticamente algunos críticos llaman el mal gusto. Es evidente,
que se trata de grupos humanos no plenamente integrados al conjunto de un país,
como efecto de una fractura de siglos que resulta difícil de ser
resuelto.
El problema que sí debemos
señalar está en las limitaciones más allá de los encuadres; en el proceso de
edición faltan la fluidez o sorpresa formidables que admiramos en los grandes
directores contemporáneos del cine, en Buñuel o Antonioni, en Godard o
Polanski, hasta los que van en disputa constante con la creatividad temática y
formal de nuestros días. El ritmo, en sonido e imagen, aún no nos compromete
satisfactoriamente. Tenemos fe en lo que viene...
la teta asustada. perú. cine. el oscar. lauros máx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario