Con Cisneros, sin duda, la visión
poética tiene como basamento la historia de este país en sus
más vastas dimensiones, desde los tiempos prehispánicos hasta las
confrontaciones sociales de hoy. La presencia de la geografía es
permanente, como soporte físico de la obra poética, que es trabajada con
un lenguaje a la vez simple y metafórico, que al mismo tiempo refleja una
cultura magistral.
A la vez, remarcamos, la poesía de
Cisneros se presenta desde el comienzo, como una voz que nos renueva en la
misma órbita de la producción universal. Nos inquietó seriamente a la
valoración de poetas como Ezra Pound, Thomas S. Eliot, Dylan Thomas y los de
otros horizontes.
En otra vertiente, y desde las
primeras entregas, su visión del mundo se asienta en una
sólida convivencia entre la literatura y las artes plásticas, como demuestra
este sugestivo cuadro inspirado en una pintura de Gauguin:
Mujeres de Tahití de Paul Gauguin
Acostumbraban a no lavar
su rostro, a dormir
con el río, sobre su lecho
de hierbas y manzanas,
atando sus cabellos
en el mar.
Antonio Cisneros demostró ser un lector
infatigable de todos los poetas del mundo, y con mayor rigor de los europeos
contemporáneos, especialmente anglosajones y franceses, en la lengua
original de producción de esta bella materia llamada poesía.
PARACAS
Desde temprano,
crece el agua entre la roja espalda
de unas conchas
y gaviotas de quebradizos dedos
mastican el muymuy de la marea
hasta quedar hinchadas como botes
tenidos junto al sol.
Sólo trapos
y cráneos de los muertos, nos anuncian
que bajo estas arenas
sembraron en manada a nuestros padres.
(De: Comentarios
reales)
TARMA
El sol en las paredes, los tejados
meciéndose entre ramas,
la retama enredada en mi camisa,
mirlos en mis zapatos,
altas calles empedradas de eucaliptos
llegan hasta los cerros,
y sin embargo
las moscas y los muertos
no necesitan
higueras o retamas, ni esta sombra
de sauces apretados.
(De: Comentarios
reales)
CRÓNICA DE LIMA
Para
calmar la duda que tormentosa crece
acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí...
"Hermelinda", vals
Aquí están escritos mi nacimiento y
matrimonio, y el día de la muerte
del abuelo Cisneros, del abuelo Campoy.
Aquí, escrito el nacimiento del mejor de
mis hijos, varón y hermoso.
Todos los techos y monumentos recuerdan
mis batallas contra el Rey de los Enanos y los perros
celebran con sus usos la memoria de mis
remordimientos.
Yo
también
harto fui con los vinos innobles sin
asomo de vergüenza o de pudor, maestro fui
en el Ceremonial de las Frituras.
Oh ciudad
guardada por los cráneos y maneras de
los reyes que fueron
los más torpes - y feos - de su
tiempo.
Qué se perdió o ganó entre estas aguas.
Trato de recordar los nombres de los
Héroes, de los Grandes Traidores.
Acuérdate Hermelinda, acuérdate de mí.
Las mañanas son un poco más frías,
pero nunca tendrás la certeza de una
nueva estación
- hace casi tres siglos se talaron los
bosques y los pastos fueron muertos por fuego.
El mar está muy cerca, Hermelinda,
pero nunca tendrás la certeza de sus
aguas revueltas, su presencia
habrás de conocerla en el óxido de todas
las ventanas,
en los mástiles rotos,
en las ruedas nmóviles,
en el aire color rojo-ladrillo.
Y el mar está muy cerca.
El horizonte es blando y estirado.
Piensa en el mundo
como una media esfera - media naranja,
por ejemplo- sobre 4 elefantes,
sobre las 4 columnas de Vulcano.
Y lo demás es niebla.
Una corona blanca y peluda te protege
del espacio exterior.
Has de ver
4 casas del siglo XIX
9 templos de los siglos XVI, XVII, XVIII.
Por dos soles 50, también, una caverna
donde los nobles obispos y señores - sus
esposas, sus hijos -
dejaron el pellejo.
Los franciscanos - según te dirá el guía -
inspirados en algún oratorio de Roma
convirtieron
las robustas costillas en dalias,
margaritas, no-me-olvides
- acuérdate, Hermelinda - y en arcos
florentinos las tibias y los cráneos.
(Y el bosque de automóviles como un
reptil sin sexo y sin especie conocida
bajo el semáforo rojo.)
Hay, además, un río.
Pregunta por el Río, te dirán que ese
año se ha secado.
Alaba sus aguas venideras, guárdales fe.
Sobre las colinas de arena
los Bárbaros del Sur y del Oriente han
construido
un campamento más grande que toda la
ciudad, y tienen otros dioses.
(Concerta alguna alianza conveniente.)
Este aire - te dirán -
tiene la propiedad de tornar rojo y
ruinoso cualquier objeto al más breve contacto.
Así,
tus deseos, tus empresas
serán una aguja oxidada
antes de que terminen de asomar los
pelos, la cabeza.
Y esa mutación - acuérdate, Hermelinda -
no depende de ninguna voluntad.
El mar se revuelve en los canales
del aire,
el mar se revuelve,
es el aire.
No lo podrás ver.
Mas yo estuve en los muelles de Barranco
escogiendo piedras chatas y redondas
para tirar al agua.
Y tuve una muchacha de piernas muy
delgadas. Y un oficio.
Y esta memoria - flexible como un puente
de barcas - que me amarra
a las cosas que hice
y a las infinitas cosas que no
hice,
a mi buena o mala leche, a mis olvidos.
Qué se ganó o perdió entre estas aguas.
Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí.
(De: Canto
ceremonial contra un uso hormiguero).
EN DEFENSA DE
CÉSAR VALLEJO
Y LOS POETAS
JÓVENES
no hay frase o palabras de este poema que me pertenezcan. simplemente he
ordenado, según mis sospechas, algunas cosas sacadas de Coyné, Monguió,
Clemente Palma, el acta de bautismo, Espejo Asturizaga, lo que va entre
comillas son fragmentos de cartas de Vallejo.
En la santa iglesia parroquial de
Santiago de Chuco,
a los diez y nueva días del mes de Mayo
de mil ochocientos noventidós.
Yo el cura compañero bautizé, exorcisé,
puse óleo y crisma según el orden de
Nuestra Santa Madre Iglesia
a un niño de sexo masculino, de dos
meses
a quien nombré César Abraham.
César Vallejo, un hombre a quien le
faltaba un tornillo.
Hijo legítimo de Francisco de P. Vallejo
y de María de los Santos Mendoza
naturales y vecinos de ésta.
Señor C.A.V.
Trujillo
Cementerio de Montrouge:
Nos envía usted un soneto titulado El
poeta a su amada,
hasta el momento de tirar al canasto su
mamarracho
no tenemos otra idea
sino la de deshonra de la colectividad
trujillana.
Clemente Palma,
el cura compañero.
"Después
hacia la playa de la Magdalena
en
auto
y a 75 de velocidad.
Allá a la derecha, La Punta muestra sus
luces.
Y a la izquierda,
Chorrillos brillante y lejano".
En Lima conocí al poeta César A.
Vallejo,
puse óleo y crisma según el orden de
Nuestra Santa Madre Iglesia,
y hasta escribí algunas palabras en su
elogio:
Vallejo es un poeta.
Bebía Valdelomar un cocktail de moda
en el Palais Concert,
de pronto se le acercó un amigo
para presentarle
a cierto
joven
notable
poeta,
hizo al recién llegado las atenciones
que fue menester,
tendiéndole la mano le dijo:
Ahora ya puede decir en Trujillo que ha
estrechado usted la mano de
Abraham Valdelomar.
Yo
bautizé, exorcisé a un niño de sexo
masculino
a quien nombré César Abraham,
a quien le faltaba un tornillo,
pedantería,
mayor solemnidad,
retórica,
las mentiras y las convenciones
de los hombres que nos preceden.
"El libro ha nacido en el mayor
vacío.
Soy responsable de él.
Asumo toda la responsabilidad de su
estética".
Y es un genio,
un adefesio,
una gaita,
una ocarina,
un acordeón.
"Hoy más que nunca,
siento gravitar sobre mí, una hasta
ahora desconocida obligación
de hombre y de artista.
La de ser libre".
Desconcertó a la crítica oficial.
Se dice poeta,
es un poeta,
es un gran poeta,
en primera línea,
sus poemas lo harán más grande que Rubén
Darío,
es como cuando usted se echa un chicle a
la boca.
La crítica oficial.
"La
de ser libre.
Si no he de ser libre hoy no lo seré
jamás".
Es un novicio casi, pero en él
se apunta una preciosa promesa.
Cierto
joven
notable
poeta
trujillano
mereció una ovación.
Versos sonoros
de fibra
polícromos
y de un lirismo rotundo.
Este positivo valor de la literatura
nacional que,
como
aquí,
ha sabido triunfar en la babilónica
Ciudad Luz.
¡Grandes sorpresas!
Por nuestra parte:
Simpatía.
Y simpatía.
(De: Agua
que no has de beber)
CONTRA LA FLOR DE LA
CANELA
Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre
los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo
del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los
pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo
es rocoso nicerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen
amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una
gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y
los amantes
podrán holgarse en todos su caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, lilmpio
y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en
reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se
aprende.
(De: Agua
que no has de beber).
LA CASA DE PUNTA
NEGRA
Primero
se marcaron las fronteras
con estacas y cal,
y las antiguas tribus
que habitaban los campos
- culebras, lagartijas -
fueron muertas
sobre la tierra plana:
sólo manchas de sal
y restos de gaviotas
como toda heredad,
y en los últimos días
del verano
llegaron los camiones
con ladrillos
y arena de agua dulce:
así vi edificarse
ante mis ojos
Tebas,
Jerusalem,
Nínive,
Roma,
Atenas,
Babilonia,
y apenas la casa
fue techada
hubimos gran fiesta:
el maestro albañil
hizo una cruz de palo
y amarré
geranios,
mimosas,
lluvia-de-oro,
hubimos también
panes con carne asada
y yerbas
y cebollas
- un bosque de botellas
de cerveza -
y el mar era una loma
de algas muertas
mezcladas con la niebla:
los pelícanos viejos
celebraron mi canto
antes de alimentar
a las arañas,
a los cangrejos peludos
de las rocas.
La casa fue clavada
con la cara al Oeste,
a más de 80 metros
de las aguas
en arenas seguras
- y ese sol -
tras los muros del Este
los camiones
y los autos veloces
ardían en la brea
como torres de paja,
y al fondo
inacabables
las colinas de arcilla,
el aire rojo,
los perros salvajes,
y fue todo,
y ese mar
ya no puede lavarnos
otra vez
- aunque brillé
en los 7 veranos -
(y yo fui
dorado,
alegre,
veloz)
y busco algunas veces
esas piedras
chatas
y redondas
para tirar al agua
- revuleta a 87
millas-sur
de esta vieja caverna
edificada
en la isla del viento
donde llevan
los hombres
a sus muertos
colgados
de la espalda
y brilla
este mal sol
más frío
que un cangrejo
entre la boca:
el parque de St James
sembrado de muchachos
y muchachas
que se enredan
como blandas culebras
bajo el aire
( y fue un desenredarme
y enredarme
sobre todos los campos
de la sal
y la arena mojada,
antes de la caída
de este Imperio).
(De: Como
higuera en un campo de golf)
LA HERMANDAD DEL NIÑO
I
Aquí todos somos de la Hermandad del
Niño.
Pocos son los gentiles.
Los Aguirre Huamán en La Tablada.
Los Palma y los Aguirre
- otros Aguirre que llegaron del Norte -
en playa Arica.
(Jacinto Palma, el viejo,
se volvió evangelista por divorcio).
Pero aquí todos somos de la Hermandad
del Niño.
Quién va a hacerse a la mar sin un palmo
de esa arena morada, la de Chilca
(también de Punta Negra).
La arenilla del Niño.
Y nadie va a la siembra solo como un
ladrón.
Aquí todos somos de la Hermandad del
Niño.
Pocos son los gentiles.
(De: Crónica
del Niño Jesús de Chilca).
LOS EPIGRAMAS DEL MAESTRO
ANSELMO HURTADO
III
LA CATEDRAL
La catedral de Chilca es la más vieja
de toda la provincia.
Es rica porque Chilca era muy rica
cuando Carlos de España la fundó.
Tiene más ángeles y santos
que la iglesia de Lurín
( y tenía mucho oro hasta que lo
robaron).
Es más alta que todas las casas de
Chilca
una encima de la otra.
Cuando vengo borracho
en la góndola azul de Lima - mala,
sé que estamos en Chilca
porque en la carretera vibra la
catedral.
(De: Crónica del Niño Jesús de
Chilca).
UN VIAJE POR EL RÍO
NANAY
1
No es en esos meandros, donde viven los
peces de agua dulce, que yo el gran capitán broadcaster destajero, con cien
pesos al mes mientras navego y ciento treinta cuando estoy en tierra, he
sentido terror por lo que resta de mi ordinaria vida. El terror a las garras
del tigre, frías rodajas de cebolla cruda, lo sentí más bien en la terraza de
ese bar tenido por alegre, amasijo de piernas y traseros bajo el ardiente sol,
a pocos metros de la Plaza de Armas, resbaloso igual que la cubierta de un
crucero barrido por las olas, clavado en una roca sobre el río Nanay.
2
Estamos en la época del año en que las
tortugas desovan en la playa y luego se sumergen río abajo como si huyeran ( o
se avergonzaran) de sus crías, es decir unos quelonios cegatones y fofos,
buenos par estofarlos a partir del medio año de edad. Ají pipí de mono. Revuelo
de las faldas de algodón abiertas en el muslo hasta esas ancas saladas y
perfectas. Un coleóptero transita entre la luz. Se hace papilla. Y, sin
embargo, quieto es el vuelo del martín pescador sobre las aguas quietas. Nada
hace sospechar los turbulentos cardúmenes de peces, girando en lo profundo como
moscas en torno al orificio enloquecido de una dorada real.
3
También hay un silencio cerril azul de
Prusia. Detrás de las persianas de madera, unas veinte cabezas de ganado cebú
se sobajean con tal solicitud que todo hace pensar en un perverso pacto, más
oscuro que una deuda de juego o una historia de amor. Por lo demás, tan solo
hay que mirar cómo descienden las aguas del Nanay al pie de mi ventana para
saber que tenemos casi 40 grados a la sombra y 90% de humedad. Ahora sé que en
los grandes calores debo alejarme de las mantas de lana y de los cuerpos que
dan horrible sed y calientan el aire.
(De: Un crucero a las islas
Galápagos)
EL VUELO DEL
MURCIÉLAGO
1
Fue la noche de tu primera comunión (¿o
de tu matrimonio?). El sacerdote llevaba, en todo caso, una casulla de color
dorado y las grandes arañas de cristal chisporroteaban como las hojas de un
álamo temblón. Los rebaños pastaban apacibles en la frontera de los
acantilados. La nave principal tenía ese misterio que solo corresponde a los
amores de jóvenes esposos o a los instantaes previos al domingo de la
Resurrección. Ahora estoy seguro de que fue en pleno matrimonio. Y aunque nunca
escuché ni un dime ni un direte, las luces se extinguían conforme remotaban a
los cielos, igual que el verde pasto en los estadios cuando apagan la luz.
Puedo ver tu futuro entre las tripas de algún necio batracio partido en dos
mitades como un pan. Lo que ya no tiene la menor importancia. La cosa es que
esa noche, en los entretelones de la cúpula, una media toronja
apachurrada, las sombras más oscuras se colgaron, redondas y brillantes,
como un racimo enorme y aguachento de uvas de Borgoña.
2
Ahora está más clara la postal. Al fondo
del paisaje se revuelven, veloces y agitados, contra el altar mayor. Las
sombras de sus alas desordenan los pechos azulinos de la novia. Pero la novia,
tabernáculo cegado por la felicidad, ni mira ni los ve. Son dos o tres
murciélagos, pequeños, es verdad, pero más persistentes que las moscas
borrachas en medio del verano. Se estrellan en su vuelo a la deriva contra los
arrecifes y los montes que sostienen la nave principal. Se hacen puré. Mira,
dijiste, una bandada de palomas torcazas después del aguacero. Puedo
reconocerlas. Igualitas. Con el mismo plumaje tornasol, allá revoloteando sobre
los matorrales suculentos del valle del Mantaro. Es el instante de la
consagración. Allá revoloteando, entre la aureola de los recién casados, sus
frágiles membranas cubiertas de pelusa, su corazón de palo, sus colmillos.
(De: Un crucero a las islas
Galápagos)
OBRA POÉTICA DE ANTONIO CISNEROS
Destierro (1961). David (1962). Comentarios reales (1964). Canto ceremonial
contra un oso hormiguero (1968). Agua que no has de beber (1971). Como higuera
en un campo de golf (1972). El libro de Dios y de los húngaros (1978). Crónica
del Niño Jesús de Chilca (1981). Monólogo de la casta Susana y otros
poemas (1986). Las inmensas preguntas celestes (1992). Un crucero a las
islas Galápagos (2005).
antonio cisneros. canto ceremonial. comentarios re
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